La duquesa de Ontario
Al fin, en 1865, vino al mundo el
primer hijo varón de Matthew Dowdy Shiell. Su mujer, una
mulata de Barbados, ya le había dado nueve nenas.
Shiell vivía en la isla de Montserrat
(Sotavento, Antillas Menores), era rico, y estaba la mar de contento.
Después de armar una fiesta de cuatro días
compró una islita vecina, un peñón de 2 km cuadrados que llamaban Isla Redonda.
Redactó un documento en el que se autoproclamaba rey y establecía que al
cumplir los 15 años su hijo, Matthew Phipps Shiell, heredaría el trono y el
pequeño territorio.
Cuando Colón pasó por ahí no se tomó ni
el mínimo trabajo de desembarcar. No pudo con esa compulsión nominadora y la llamó
Santa María la Redonda. Pasaron ingleses, franceses, portugueses y holandeses.
A nadie le interesó ese pedazo de roca que emergía de las aguas turquesas.
De los barcos piratas que a las
perdidas usaban la Redonda como refugio (tampoco había tanto lugar para refugiarse)
bajaron dos hombres y dos mujeres que se quedaron a vivir.
Con ellos arregló el viejo Shiell. El
precio fue una suma que les alcanzaba para volver a Inglaterra y establecerse
dignamente.
Por siete años la isla volvió a ser
territorio de gaviotas, alcatraces, lagartos y ratas.
El descubrimiento de la forma de extracción
del fosfato de alúmina del guano de los pájaros hizo que la Redonda cobrara un
modesto interés comercial. Antes que otros le ganasen de mano, la corona
inglesa la anexó al imperio en 1872.
En 1885 Matthew Phipps Shiell viajó a
Inglaterra con dos objetivos: estudiar literatura y reclamar sus derechos sobre
la Isla Redonda.
Shiell se metió de cabeza en el
ambiente de Londres, y logró que sus reclamos fueran apoyados por la cofradía
literaria (entre otros un decrépito Edward Lear).
La reina Victoria le concedió el título
y ciertos derechos totalmente simbólicos. Satisfecho al respecto, se dedicó a dar
clases y a escribir.
La obra de Matthew Phipps Shiell (26
novelas, 11 libros de cuentos) es hoy relativamente difícil de encontrar, y no
ha sido traducida. Abarca desde novelones románticos escritos por encargo hasta
novelones realistas ambientados en la guerra. Importan realmente cinco o seis libros,
en los que mezcla terror y ciencia ficción. Stephen King suele nombrarlo como
una de sus influencias.
El más interesante (no el más exitoso)
es The purple cloud, donde Shiell nos
mata a todos menos a uno, que seríamos todos.
Ya viejito Matthew Phipps Shiell volvió
a ocuparse de la Isla Redonda. En 1947 nombró heredero a un escritor que
apadrinaba y consideraba una firme promesa de genio, John Gawsworth. El trono
incluía la posesión de el territorio de
ultramar situado en el cruce de las coordenadas 16º 56’ latitud norte y 62º 21’
longitud este, y los derechos sobre la producción literaria del rey
anterior.
Cuando Shiell faltó de este mundo el
nuevo rey empezó a tener problemas económicos. Los libros de Shiell ya no se
vendían y el alcohol se llevaba casi todo el presupuesto. Antes de terminar
mendigando por las calles de Londres Gawsworth vendió el título varias veces. Eso
originó una controversia que aún persiste.
A pesar de los reclamos de un par de
personajes hay bastante consenso en considerar al escritor español Javier
Marías el monarca actual, que ejerce sus funciones con el nombre Xavier I.
Marías había vivido en Oxford, conocía
la existencia del reino de Redonda y en una de sus novelas, Todas las almas, John Gawsworth aparece
como personaje.
El también escritor John Wynne Tyson,
sucesor de Gawsworth en el trono, decidió abdicar en favor de Marías en el año
1990.
En 2002 el rey Xavier I primero
concretó lo podríamos llamar la primera obra de gestión: fundó la
Editorial Reino de Redonda. Las primeras obvias ediciones fueron libros de
Matthew Phipps Shiell y John Gawswort. Después se especializó en obras
laterales de escritores como Isac Dinesen, Thomas Hardy, Rebeca West.
La segunda obra de gestión fue dividir
el mapa de la isla en parcelas simbólicas de 1 m2 para otorgar
ducados. Potencialmente serían más de 2000. A la fecha se otorgaron 36, que
igual convierten a la Redonda en el territorio con mayor densidad de escritores
del mundo.
Algunos duques como Ian Mc
Ewan (duque de Perros Negros) o António Lobo Antúnez (duque de Cocodrilos)
lograron incluso establecer una suerte de domicilio legal en la isla, lo que ha
generado suspicacias impositivas.
Las únicas dos duquesas
son señoras con todas las letras.
Una (duquesa de Morpho
Eugenia) es la novelista y filóloga inglesa Antonia Susan Drabble, más conocida
como A. S. Byatt, autora la tremenda tetralogía llamada El cuarteto de Federica y otra veintena de novelas y ensayos
críticos.
La otra (duquesa de
Ontario) recibió por estos días el nobel de literatura, el más justo y merecido
de los últimos tiempos. Cuando una periodista del Toronto Sun le preguntó cómo
se había sentido al conocer la distinción, Alice Munro respondió que la había
sorprendido que la academia premiara a una escritora de cuentos cortos, y
bromeó que lo tomaba como un segundo título de nobleza.
La boluda tituló la nota La reina del cuento corto. Es evidente
que no tenía ni idea.
Como siempre, tía Alicia
se refería a otra cosa.
tremenda canción tremendo video del dúo
canadiense japandroids. tocan en bs as ahora el 10/11. después no digan que no
avisé.
4 comentarios:
Maravilloso homenaje a una maravillosa escritora. Abrazo desde Madrid. Carlos
Muy genial. Gracias. i.g.
Excelente crónica, Elio!! Muy bien escrita!
basta que me hacen poner coloradita
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