Los putos primos
Todos sabemos que primos son los números naturales mayores a 1 sólo
divisibles por 1 y por sí mismos, y que han sido desde siempre una espina para
la matemática.
Aunque se los ha estudiado con cierta profundidad todavía quedan muchas cuestiones
sin respuesta. La más inquietante de todas es la absoluta irregularidad con que
aparecen en la tabla numérica. 2, 3, 5, 7, 11, 13, 17, 19, 23 y así hasta el
último descubierto (más de 17 millones de dígitos), nunca nadie ha podido
establecer un patrón de aparición medianamente lógico. Algunos incluso llegaron
a cometer la pérfida apostasía de sugerir que no había patrón alguno.
Pero en 1859 el matemático alemán Bernhard Riemann demostró que los ceros
de cierta función de los primos (los conocidos al menos) se distribuían en el
conjunto de los números naturales con un patrón indiscutible. La fórmula es
compleja pero la representación gráfica llamada paisaje de Riemann es contundente: los ceros de la función Z caen
la parte más baja del valle de la curva, espaciados uniformemente a lo largo de
una línea recta que llamó recta mágica.
A partir de ese descubrimiento Riemann formuló una hipótesis. Y les voló la
cabeza a varios.
Muchos se pusieron a hurgar los primos con la esperanza de refutarlo. Uno
de esos muchos fue el inglés Alan Mathison Turing.
Después de estudiar cálculo de probabilidades y análisis algorítmico en el
King’s College de Cambridge (ganó el Smith Prize en 1936 por un trabajo llamado
Sobre la función de error de Gauss),
sabía que su objetivo podía llevarle décadas. Entonces decidió usar algunos
años para elaborar un artefacto que le permitiese factorear cifras cada vez más
grandes, lo que redundaría a la larga en un inmenso ahorro de tiempo. Como no
tenía los medios para construir una máquina física concibió una máquina
teórica, una suerte de cinta virtual compartimentada que podía recibir
infinitas entradas binarias y arrojar resultados combinatorios.
Todos sabemos que en 1939 estalló la guerra. El gobierno inglés también
sabía en qué andaba Turing, y lo llamaron para desencriptar mensajes del
ejército alemán.
Con todos los medios de la corona a su disposición Turing fue artífice
fundamental de la construcción de la primera Colossus, la máquina electrónica que según Churchill “acortó la guerra
18 meses” al permitir a los mandos aliados conocer detalles de movimientos de
tropas, suministros etc. El desembarco del ejército norteamericano, por ejemplo,
fue proyectado en las costas de Normandía porque se descifró que Hitler lo
esperaba en Calais. Las Colossus (fueron
diez, la primera de 1500 válvulas, las otras nueve 2400) son consideradas las
primeras computadoras dignas de esa denominación. Sus rollos perforados
guardaban tantos secretos que al final de la guerra se destruyeron ocho.
Nueve años después, en 1954, Alan Turing murió en circunstancias bastante
turbias. Aunque en el ambiente de elites universitarias la homosexualidad no
era mal vista, la ley inglesa la consideraba una tendencia enferma y
delictuosa. Turing denunció a un joven de 19 años que le robó un par de cosas
de su casa. No dijo que era su amante pero la policía sospechó y le tendió una
trampa, obvio un chongo que lo sedujo. El caso llegó a juicio, generó revuelo
en la comunidad científica y en la sociedad. En consideración a su prestigio y
aportes patrióticos le dieron a elegir: la cárcel o un “tratamiento hormonal
para reducir la libido desviada”. Turing eligió esto último y comenzó a
someterse a inyecciones de estrógenos que causaron efectos humillantes en un
hombre de cuarenta años que siempre había sido deportista.
Junto con el crecimiento de los pechos y la disfunción eréctil apareció la
depresión. Se fue volviendo cada vez más ermitaño y hostil y el gobierno inglés
(para quien aún trabajaba) comenzó a preocuparse por su estado emocional. Además
de homosexual se lo consideraba inestable, con tendencia a la depresión severa.
Lo preocupante era que tenía muchos amigos extranjeros, y conocía secretos de
estado cuya divulgación se consideraba de sumo riesgo.
Alan Turing amaneció muerto el 7 de junio de 1954. Sobre la mesa de noche
había una manzana a la que le faltaba un solo mordisco. La manzana estaba tan
impregnada de cianuro que un solo mordisco bastó. El veredicto oficial fue
suicidio. Algunos familiares y amigos dudaron, otros directamente hablaron de
asesinato. Cincuenta y cinco años después, en 1999, la revista Times elaboró
una lista de los 20 hombres y mujeres más influyentes del siglo que terminaba. Turing
figuraba en ella, al lado de Einstein, Gandhi, Lennon, Castro y los otros.
La máquina HAL de Clarke en 2001,
la MULTIVAC de Asimov en La máquina que
ganó la guerra, son recreaciones de la máquina de Turing, cuya influencia literaria
atraviesa toda la ciencia ficción, el cyberpunk, y llega hasta la mismísima
poesía. En 1960 se constituyó en París el grupo OULIPO (acrónimo de Ouvroir de Littérature
Potentielle) autodenominado
vanguardista y opuesto al dadaísmo. Los oulipistas,
guiados por Italo Calvino, Marcel Duchamp y Raymond Quenau, buscaron nuevas
estructuras formales en la poesía aplicando restricciones matemáticas como el
test de Turing, la cinta de Moebuis o los fractales de Mandelbrot. Los
resultados son tan engorrosos como las propias fórmulas.
En sus últimos años Alan Turing trabajó básicamente en criptografía, y
abandonó el proyecto de los números primos.
La hipótesis de Riemann sobre la función Z aún no ha sido refutada y se la
da por certera. La naturaleza infinita de nuestra representación del universo
(por consiguiente de la numeración) determina que siga siendo sólo una
hipótesis.
y el mundo
deja de ser horrible por ocho minutos cincuenta y cuatro segundos
3 comentarios:
llegué a tu blog por el facebook de La Gurisa. Buenísimo el artículo. Quería preguntarte te llevó a escribir sobre este matem´´atico. Saludos de Carlos
Alan Turing es un ícono de la lucha por los derechos de los homosexuales de Inglaterra y del mundo. Gracias por recordarlo. P.
carlos me desborda la sabiduría eso es lo que pasa naaaaaa mi hijo juanse rindió análisis matemático la semana pasada y me venía taladrando con historias. en gral los matemáticos son gente bastante volada. la profe de juanse por ej tiene más de 90 años.
y p ??? eso fue a partir del 2000 cuando se desclasificaron archivos.
besos, putos.
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